[:en]The Wounds of Whiteclay: Part 1[:es]Las heridas de Whiteclay: Parte 1[:]

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Frank LaMere reacts to the Nebraska Liquor Control Commission's unanimous decision to revoke Whiteclay's four liquor licenses at the Nebraska State Office Building in Lincoln, Neb. on Wednesday, April 19, 2017. Photo by James Wooldridge.

[:en]Editor’s Note: University of Nebraska-Lincoln professors Joe Starita, Bill Frakes and Rebekka Schlichting worked with nine journalism students to shine a “blazing light on the darkest spot in Nebraska,” according to Starita. The results of that effort – “The Wounds of Whiteclay” — not only played a role in the Nebraska Liquor Control Commission’s decision to revoke liquor licenses in Whiteclay on April 31, but it earned the group the prestigious Robert F. Kennedy Journalism Award on May 1.

We’ve excerpted some highlights of their coverage focusing on the rollercoaster ride that led to the end of alcohol sales in Whiteclay and encourage you to explore all of it at www.woundsofwhiteclay.com.

INTRODUCTION

From www.woundsofwhiteclay.com

The official population of Whiteclay, Nebraska is 12. But thanks to a lucrative liquor trade that’s heavily dependent on customers from the neighboring, alcohol-free Pine Ridge Reservation in South Dakota, there are many more lives at stake in this unincorporated border town.

In the southwestern corner of South Dakota, just off I-90 as it scrapes by the Badlands, there lies a beautiful expanse of rolling prairie, interrupted only by ridges of rugged rock face and pine. This is the Pine Ridge Reservation—home to the Oglala Lakota. As a band of the powerful Lakota tribe, most living on the reservation have storied lineages, some even tracing back to Crazy Horse, Sitting Bull and Red Cloud. But the spiritual, nomadic culture of their ancestors is not what exists today. It’s been replaced by injustices, tragedies and sorrows spanning more than a century. Chief among them today is a small, unincorporated village on the other side of the South Dakota-Nebraska border.

Whiteclay, Nebraska. 12 people. Four liquor stores. More than 42 million cans of beer sold in the last 10 years.

It fuels alcoholism that affects nearly every family on a reservation where alcohol is illegal. Here, in the most impoverished county in the United States, it spurs domestic violence, murder, suicide and birth defects that are unprecedented almost anywhere else in the country.

Our mission at the University of Nebraska-Lincoln is to give readers a view into this remote area of the country. This project is the product of an in-depth reporting class of 12 students who spent months researching, traveling and editing to bring you these visuals and stories. The places we’ve been span a doublewide trailer where love and sheer will combat the effects of fetal alcohol syndrome, to dawn breaking over the Nebraska Sandhills where a soldier marches toward becoming Nebraska’s first native senator to the streets of Whiteclay filled with lives who’ve lost their way. In telling these stories, showing what we’ve seen, we hope readers understand the full effect of the relationship between Whiteclay and Pine Ridge.

 

COMMISSIONERS TO WHITECLAY: THE TAP HAS RUN DRY

by Chris Bowling

Additional reporting by Lauren Brown-Hulme, Matt Hanson and Vanessa Daves

For 113 years, the booze has flowed freely in the notorious village of Whiteclay, but the end is near: On May 1, the four beer stores in the ramshackle village of seven people could cease to exist.

So decreed a unanimous vote of the Nebraska State Liquor Control Commission at 11:14 a.m. Wednesday—a decision that triggered cheers and tears in a standing-room-only hearing room on the fifth floor of the Nebraska State Office Building. Citing lackluster law enforcement, a deplorable attention to public health and sexual abuse of young girls, the three commissioners voted not to renew the beer store licenses after their April 30 expiration date.

When the decision was announced, Frank LaMere, a Winnebago activist who has fought for 22 years to shut down the four beer stores, began to weep.

“We acted on behalf of those who have no voice,” he said. “And for one day in the history of Nebraska, we gave voice for those who have none.”

 

The Tap Runs Dry

The decision was a dream come true for Sen. Tom Brewer, the first Native state senator in Nebraska history whose district encompasses Whiteclay. After the vote, the Oglala Lakota U.S. Army war veteran-turned-politician gave a jubilant fist pump and broke into a wide smile.

“To hear those words come out of their mouth, you just felt this relief,” he said. “It’s almost like you’ve been sick for a long time and now the fever’s broken and you can see some hope for the future.”

For Judi gaiashkibos, executive director of the Nebraska Commission on Indian Affairs, the decision will have a ripple effect. And, she said, it won’t be contained to Native people, or Nebraska, or the United States. It’s international in scope.

“It means that my life matters,” said gaiashkibos, a member of the Ponca tribe. “It means that we don’t have to be invisible. It means that we are being afforded due process. It means that our voice is heard.”[:es] 

Nota del Editor: Los profesores Joe Starita, Bill Frakes y Rebekka Schlichting  de la Universidad de Nebraska-Lincoln trabajaron con nueve estudiantes de periodismo para “brindar algo de luz al punto más oscuro de Nebraska”, según comenta Starita. El resultado de ese esfuerzo, “Las heridas de Whiteclay”, no solamente jugó un papel en la decisión de la Comisión de Control del Licor del Estado de Nebraska del 31 de abril de revocar las licencias de ventas de licor en Whiteclay, sino que además permitió que el grupo ganare el prestigioso Premio Robert F. Kennedy al Periodismo el 1ro de mayo.

Hemos extraído algunas partes de su cobertura con un enfoque sobre el vertiginoso viaje que llevo al fin de las ventas de alcohol en Whiteclay y fomentar que los lectores lo exploren todo en www.woundsofwhiteclay.com.

 

INTRODUCCIÓN

De www.woundsofwhiteclay.com

La población oficial de Whiteclay, Nebraska, es de 12 personas. Pero gracias a un lucrativo comercio de licor que depende en gran parte de los clientes de la vecina Reservación de Pine Ridge, en Dakota del Sur, donde no hay alcohol, hay más vidas en riesgo en este pueblo no constituido que se ubica en la frontera.

En la esquina suroeste de Dakota del Sur, justo saliendo de la I-90 cerca de los Badlands, hay una pradera extensa y hermosa, interrumpida solamente por rocas y pinos. Esta es la Reservación Pine Ridge, hogar de los Oglala Lakota. Como un grupo de la poderosa tribu Lakota, la mayoría de quienes viven en la reservación tienen linajes repletos de historia, algunos de ellos incluso llegando hasta Caballo Loco,  Toro Sentado y Nube Roja. Pero la cultura espiritual y nómada de sus ancestros no es lo que existe hoy en día. Ha sido reemplazada por injusticias, tragedias y penas por más de un siglo. Y en el centro de todo está el pequeño pueblo no constituido en el otro lado de la frontera entre Nebraska y Dakota del Sur.

Whiteclay, Nebraska. 12 personas. Cuatro tiendas de venta de licor. Más de 42 millones de latas de cerveza vendidas durante los últimos 10 años.

Alimenta un alcoholismo que afecta a casi todas las familias en la reservación en donde el alcohol es ilegal. Aquí, en el condado más pobre de los Estados Unidos de Norteamérica, fomenta la violencia doméstica, los asesinatos, el suicidio y defectos durante el nacimiento sin comparación en casi ningún otra parte del país.

Nuestra misión en la Universidad de Nebraska-Lincoln es dar a los lectores un vistazo a esta remota área del país. Este proyecto es el producto de una clase de reportaje a fondo de 12 alumnos que pasaron meses investigando, viajando y editando todo para brindarles este contenido visual y estas historias. Los lugares a los que hemos ido van desde un tráiler de doble ancho en donde el amor busca combatir los efectos del síndrome alcohólico fetal, hasta la llegada del amanecer sobre las Sandhills en Nebraska en donde un soldado marcha hacia convertirse en el primer Senador nativo estadounidense, pasando por las calles de Whiteclay repletas de las vidas de aquellos que hemos perdido en el camino. Al contar estas historias, mostrando lo que hemos visto, esperamos que los lectores entiendan el impacto completo de la relación entre Whiteclay y Pine Ridge.

COMISIONADOS A WHITECLAY: SE HA CERRADO EL GRIFO

Por Chris Bowling

Fotos por James Wooldridge y Calla Kessler

Reportaje adicional por Lauren Brown-Hulme, Matt Hanson y Vanessa Daves

Durante 113 años el alcohol ha fluido libremente en el notorio pueblo de Whiteclay, pero el final está cerca: el 1ro de mayo, las cuatro tiendas de venta de cerveza en el destartalado pueblo de siete personas podrían dejar de existir.

Así lo decretó por voto unánime la Comisión de Control del Licor del Estado de Nebraska un miércoles a las 11:14 a.m., decisión que hizo que los asistentes gritaran de alegría y rompieran en llanto en el cuarto del quinto piso del Edificio de Oficinas del Estado de Nebraska. Citando una pobre aplicación de la ley, la deplorable atención a la salud pública y el abuso sexual de chicas jóvenes, los tres comisionados votaron por no renovar las licencias de las tiendas de venta de cerveza después de su expiración el 30 de abril.

Cuando la decisión fue anunciada, Frank LaMere, un activista de Winnebago que ha luchado durante 22 años para cerrar las cuatro tiendas de venta de cerveza, comenzó a llorar.

“Actuamos a nombre de aquellos que no tienen voz”, dijo. “Y durante un día en la historia de Nebraska, pudimos hacer que quienes no tienen voz fueren escuchados”.

 

Se ha cerrado el grifo

La decisión fue un sueño hecho realidad para el Senador Tom Brewer el primer senador estatal nativo estadounidense en la historia de Nebraska, cuyo distrito contiene a Whiteclay. Después del voto, el originario de Oglala Lakota y veterano de guerra en el ejército de los EE.UU., ahora político, celebró con júbilo mientras mostraba una gran sonrisa.

“Al escuchar salir de sus bocas esas palabras, se siente un gran alivio”, nos dijo. “Es como si hubieres estado enfermo durante mucho tiempo y ahora la fiebre por fin se ha ido y puedes ver algo de esperanza en el futuro”.

Para Judi Gaiashkibos, Directora  de la Comisión de Asuntos de Nativos Estadounidenses de Nebraska, la decisión tendrá un efecto dominó. Y, nos dijo, no será solamente para los nativos estadounidenses ni para el Estado de Nebraska, sino para los Estados Unidos de Norteamérica – incluso es algo que se ubica en el plano internacional.

“Significa que mi vida importa”, dijo Gaiashkibos, quien es miembro de la tribu Ponca. “Significa que no tenemos que ser invisibles. Significa que está brindado un debido proceso. Significa que nuestra voz ha sido escuchado”.[:]

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