Según la edición de octubre del informe del Banco Mundial Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos) (i), se espera que, tras los fuertes descensos registrados en 2019, los precios de la energía y de los metales continúen bajando en 2020 debido al deterioro de las perspectivas de crecimiento mundial y la consiguiente disminución de la demanda.
“La disminución de la demanda de productos básicos constituye un reto para los exportadores y una oportunidad para los importadores”, dijo Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial. “A medida que estos grupos reemplacen un producto básico por otro debido a la fluctuación de los precios y a los avances tecnológicos, será importante que dichos recursos se produzcan y consuman de una manera ambientalmente sostenible”.
Se prevé que en 2019 los precios del petróleo crudo alcanzarán un promedio de US$60 por barril y que se reducirán a US$58 por barril en 2020. Estos pronósticos son US$6 por barril y US$7 por barril, respectivamente, más bajos de lo previsto en la edición de abril de Commodity Markets Outlook. En consonancia con la desaceleración del crecimiento mundial, se espera que el consumo de petróleo aumente a un ritmo mucho menor que las previsiones anteriores y que solo aumente de forma moderada el año próximo. El mayor riesgo vinculado a las previsiones sobre el precio del petróleo estaría dado por una recesión económica más aguda de lo previsto. En términos más generales, se prevé que en 2019 los precios de la energía, que también incluyen el gas natural y el carbón, serán, en promedio, casi un 15 % más bajos que en 2018, y que seguirán bajando en 2020.
También se prevé que en 2019 los precios de los metales caerán un 5 % y que continuarán descendiendo el próximo año, ya que la desaceleración de la demanda mundial repercute en gran medida en el mercado. Se espera que los metales preciosos, cuyos precios han aumentado considerablemente este año, sigan aumentando en 2020 en respuesta a la mayor incertidumbre mundial y a la aplicación de políticas monetarias acomodaticias. Se prevé que los precios de la agricultura disminuirán este año, pero se estabilizarán en 2020.
La resolución de las tensiones comerciales podría hacer que suban los precios de algunos productos básicos agrícolas, como la soja y el maíz, mientras que el descenso de los precios de la energía podría reducir los costos de los combustibles y los precios de los fertilizantes, con lo que disminuirían los precios de los cultivos intensivos en energía, como las semillas oleaginosas.
En una sección especial del informe se analizan los factores que impulsan a los consumidores a sustituir un producto por otro, como el carbón por gas natural o el plástico por papel. Estas sustituciones están impulsadas por la innovación tecnológica y los cambios en los precios de los productos básicos. Este fenómeno pone de relieve los riesgos para las perspectivas de crecimiento a largo plazo de los países que dependen en gran medida de un grupo reducido de exportaciones de productos básicos.
“Las economías en desarrollo exportadoras de productos básicos que dependen de los ingresos de exportación de un pequeño grupo de productos básicos son vulnerables, dado que el aumento de la demanda y el aumento de los precios podrían inducir a la innovación y facilitar la sustitución entre productos básicos”, afirmó Ayhan Kose, director del Grupo de Análisis de las Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial.
En otra sección especial se analiza el impacto de los ataques del 14 de septiembre sobre las instalaciones de producción de petróleo en Arabia Saudita. La respuesta del mercado fue efímera desde el punto de vista histórico, debido al rápido restablecimiento de la producción, a la diversificación cada vez mayor de las fuentes de suministro de petróleo, incluido el petróleo de esquisto, y al debilitamiento de la demanda. No obstante, los ataques fueron un recordatorio de que el mercado mundial del petróleo sigue dependiendo de varios cuellos de botella críticos de infraestructura y transporte que pueden ser vulnerables a las desestabilizaciones.