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Javier Castellote ejecutó con pericia un suave vals del compositor italiano Ferdinando Carulli, seguido de la pieza llamada “Torija”, del maestro Federico Moreno Torroba, que evocó la grandiosidad de los castillos españoles. Ambas melodías, seleccionadas meticulosamente por el músico para tocarlas antes de su entrevista, cumplieron con la encomienda de transportarlo hasta un mundo sublime donde todo es calma.
Han pasado dos décadas desde que inició su carrera artística “con altos y bajos” y ahora disfruta plenamente de la presencia de su primer hijo, en un nuevo hogar junto a su esposa la también artista Amanda Castellote, y trabajando por primera vez para Project Harmony.
Aún con múltiples compromisos, Castellote confesó sentirse feliz: “Yo creo que con el pasar de los años, la responsabilidad se vuelve también una forma de dicha”.
Originario de Bogotá, Colombia, Castellote llegó a Estados Unidos hace 10 años, para cursar una licenciatura en University of Nebraska Omaha (UNO): “Mi intención era estudiar guitarra jazz pero entonces no había ése programa, así que estudié guitarra clásica”.
Posteriormente terminó una maestría en Middle Tennessee State University y comenzó a presentarse en escenarios del College of Saint Mary y UNO, en eventos como Heartland Latino Leadership Conference y Bancroft Street Market, así como en espacios populares como el restaurante Little España.
Pese a que creció en un país mundialmente famoso por géneros musicales como la cumbia, Castellote reconoció que durante su adolescencia sus gustos musicales se caracterizaron por seguir a bandas de rock que cantaban en inglés: “Uno se va de la tierra de uno a buscar diamantes a otro lado… ¡cuando uno tiene diamantes debajo de los pies todo el tiempo!”.
En Colombia su primeras lecciones para aprender a tocar un instrumento se dieron por insistencia de su madre, una profesora de música, y aunque Castellote prefería jugar baloncesto, al final lo conquistó la profesión que alguna vez fue el sueño de su padre.
Luego surgiría la magia, ya que “por medio de la música clásica empecé a descubrir el repertorio de compositores latinoamericanos y desde ése momento quedé hechizado”.
Desde entonces Castellote ha cautivado a su público con obras que lo acercan a su raíces, lo que explicó como consecuencia de “un descubrimiento de identidades, de exploración personal”, al igual que de “la nostalgia de estar en una tierra desconocida que también lo empuja a uno a reconectarse con un pasado que de pronto parece estar muy lejano”.
Para Castellote quien además imparte clases privadas, la preparación musical de sus estudiantes requiere de tiempo y es comparable con el entrenamiento gradual de un deporte como el atletismo: “Es un proceso de conocimiento personal porque uno comienza por aprender que es muy impaciente, muy duro consigo mismo, y de repente uno deja esas cosas de lado y empieza a enfocarse un poquito más en la sencillez de la vida”.
Castellote consideró que algunos padres de familia empujan a sus hijos a participar en demasiadas actividades extracurriculares, lo que en ocasiones impide que los niños tengan un momento de tranquilidad, necesario para practicar un instrumento. Por lo que para fomentar su interés por dicho arte, “es mejor de pronto poner música en la casa o llevarlos a un concierto”.
De esta manera él ya comenzó a preparar a su propio pequeñito, tocando alguna percusión a ritmo latino o reproduciendo en el ambiente los temas del colombiano Carlos Vives y su pegajoso vallenato. Algo que quizás antes no hubiera ocurrido, ya que “lo artistas también pueden caer en el abismo de ser muy cerrados, de enfocarse mucho en una sola cosa”.
Pero después de 6 años de laborar en las Escuelas Públicas de Omaha como Enlace Bilingüe ayudando a familias inmigrantes de diferentes nacionalidades, Castellote comentó que la experiencia “le abre a uno la mente”, aumentando su conocimiento y apertura cultural en la búsqueda por entablar conexiones más allá del lenguaje.
Una capacidad de comunicación que actualmente Castellote puede llevar a otro nivel, gracias a su posición como Especialista en Capacitación en la organización no lucrativa, Project Harmony, donde su valiosa labor consiste en hablar de temas delicados como el abuso y negligencia infantil, con profesionales que trabajan en el campo, al igual que con la comunidad en general.
Sus presentaciones han sido muy bien recibidas, sobre todo las charlas en español que brindó a los padres de familia que acuden a oficinas como el Consulado de México y otras agencias locales.
Una de sus metas es la de compaginar su capacidad como músico en sus entrenamientos, convencido de que “la música puede ayudar a las personas a sobrepasar cosas negativas”.
“El arte te da la posibilidad de ser introspectivo, de poder reflexionar. Observar el mundo externo y después meditar en lo que estás haciendo y de pronto buscar una forma de comunicarlo”, concluyó Castellote.[:]