Al considerar la función estratégica de los puertos dentro del sistema de comercio mundial y de la posibilidad de que se produzcan daños, alteraciones y retrasos por motivos climáticos en las distintas cadenas de suministro mundiales, con los consecuentes costos y pérdidas económicas y comerciales, el aumento de la resiliencia portuaria ante el clima es una cuestión económica de importancia estratégica. Así lo resume la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNTACD) en el documento Adaptación al cambio climático de los puertos marítimos en apoyo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.UNCTAD considera que los puertos, activos de infraestructura esenciales que funcionan como catalizadores del crecimiento y el desarrollo económico que, debido a su ubicación en la costa abierta o en estuarios y deltas de baja altitud, se ven especialmente afectados por el aumento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas, el oleaje y el viento, así como por las inundaciones fluviales y pluviales.Las inundaciones costeras causadas por los fenómenos extremos pueden inutilizar los puertos y los sistemas de transporte conexos mientras dura el fenómeno y causar daños en las terminales, las plataformas logísticas, las zonas de almacenamiento y los cargamentos e interrumpir las cadenas de suministro durante períodos más extensos.En tanto, en el interior, de acuerdo con el organismo, las precipitaciones extremas pueden provocar crecidas repentinas que pueden dañar la integridad estructural y afectar a las operaciones de las carreteras, ferrocarriles y terminales que unen la costa con el interior, así como a las conexiones con las vías de navegación interior.
Adaptación al cambio climático
Según el informe, a la luz de las últimas previsiones, y dado que es posible que los efectos sean muy diversos, todos los actores que participen en la planificación, el desarrollo y las actividades de los puertos y otras infraestructuras de transporte costeras deben tener en cuenta los efectos de la variabilidad del clima y del cambio climático en sus procesos de toma de decisiones.Son necesarios en este sentido enfoques más sistémicos para dar una mejor respuesta al cambio climático, reducir las probabilidades de que ocurra y disminuir sus efectos. En este plano, las autoridades tienen la función de proporcionar marcos normativos y de políticas adecuados para facilitar el fomento a la adaptación de las redes y activos de transporte costeros al cambio climático.El método de adaptación elegido para las infraestructuras costeras variará en función del tipo de peligro y consideraciones técnicas diferentes. Así ante el riesgo de fenómenos episódicos como inundaciones se necesitan soluciones como obras de protección de la costa, mientras que, para aspectos de desarrollo más lento, se precisan estrategias a largo plazo de retención del riesgo y fomento de la resiliencia.Para que las labores de adaptación y fomento de la resiliencia de las infraestructuras y las actividades de transporte costeras sean eficaces, deben evaluarse los riesgos que plantean la variabilidad del clima y el cambio climático. Las evaluaciones están determinadas por la escala y resolución espaciotemporal y por la información disponible. Las evaluaciones a escala mundial o continental pueden servir de base para la formulación de políticas y normas de adaptación mundiales o multinacionales, mientras que las realizadas a escala regional o nacional pueden ayudar en la planificación de políticas regionales y nacionales y aumentar la eficiencia de la asignación de los recursos humanos y económicos disponibles.Las evaluaciones de los riesgos de las infraestructuras de transporte costeras están integradas en primer lugar por análisis de los peligros climáticos provocados por los cambios en los factores climáticos. En segundo lugar, están los análisis de la exposición de las infraestructuras y las operaciones de transporte presentes en las zonas de peligro. En último lugar, se encuentran los análisis de las vulnerabilidades que hacen que los activos y sistemas de transporte sean susceptibles a sufrir daños y pérdidas como consecuencia de los peligros costeros.
Cambio de paradigma
Para adaptar los puertos y otras infraestructuras de transporte costeras al cambio climático, puede ser necesario construir nuevas infraestructuras resilientes, así como adoptar medidas para fomentar la resiliencia de las existentes, lo cual engloba medidas de adaptación tanto duras como blandas. Esto requiere un cambio de los paradigmas de planificación para poder dar respuesta a los distintos desafíos, como el desconocimiento de los efectos del cambio climático y la falta de información local sobre el clima, en particular respecto de los pequeños activos de transporte.
Dada la larga vida útil de las infraestructuras de transporte, para que la adaptación sea eficaz es necesario reconsiderar los enfoques y prácticas establecidos en las primeras etapas del proceso. Además, se deben entender bien los riesgos y vulnerabilidades para poder formular medidas de adaptación adecuadas que minimicen los efectos adversos de los factores climáticos.
Para evaluar los riesgos, y con miras a formular medidas de adaptación eficaces, es importante generar y difundir datos e información más individualizada, así como realizar estudios de casos específicos y establecer una colaboración multidisciplinar eficaz entre múltiples interesados.
Por último, el informe de UNCTAD plantea que se necesitan urgentemente orientaciones, recopilaciones de mejores prácticas, listas de verificación, metodologías y otras herramientas en apoyo de la adaptación, como las orientaciones sobre puertos de la Asociación Mundial de Infraestructuras del Transporte Acuático y el marco de evaluación de la vulnerabilidad y el riesgo climático de las infraestructuras de transporte costeras del Caribe elaborado por el propio organismo.
El fomento de la capacidad en ámbitos específicos, por ejemplo, a través del Programa de Gestión Portuaria TrainForTrade de la UNCTAD en ese sentido, resulta fundamental, en particular para los países más vulnerables, como los pequeños Estados insulares en desarrollo, que dependen de los puertos y los aeropuertos para satisfacer sus necesidades en materia de alimentos y energía, para acceder al comercio exterior y, sobre todo, para el turismo.