La paralización de la flota de los Boeing 737 MAX 8 debido a dos accidentes aéreos, a finales de 2018 y principios de 2019, cumple este miércoles seis meses sin que el fabricante aeronáutico estadounidense concrete una fecha para su vuelta al funcionamiento más allá del “cuarto trimestre” de este año.
El presidente y máximo ejecutivo de Boeing, Dennis Muilenburg, dijo este miércoles en una conferencia pública en Laguna Niguel (California, EE.UU.) emitida por internet que hay “progresos” en la mejora del software del 737 MAX pero sus “versiones finales” siguen en pruebas, por lo que sigue situando la puesta en servicio del avión “al principio del cuarto trimestre”.
“Diré que el principal riesgo en cuanto a las fechas continúa siendo el consenso y las aprobaciones de los reguladores de todo el mundo, y el calendario de la vuelta al funcionamiento en última instancia quedará determinado por ellos”, reiteró Muilenburg.
El que fuera el avión estrella de Boeing sigue vetado en el espacio aéreo internacional y las aerolíneas lo mantienen en tierra mientras la fabricante, que pausó sus entregas en abril, lo va almacenando a medida que lo produce a un ritmo más lento de 42 unidades mensuales, que prevé incrementar a 57 en 2020.
“Tenemos una cartera de pedidos en torno a 4,400, por lo que aún contamos con ampliar el sistema de producción a 57 mensuales para suplir ese atraso, y anticipamos que el incremento ocurra de cara a 2020”, detalló el ejecutivo de Boeing, que está en contacto con las aerolíneas y con unas 600 empresas de su cadena de suministro.
Respecto a cuándo comenzará la recertificación de las naves por parte de la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA, en inglés), Muilenburg dijo que Boeing está “solucionando” materiales de capacitación y otros documentos a entregar, y respondiendo a las cuestiones que le plantean esa autoridad y las de otros países.
Según medios estadounidenses, los siniestros de Indonesia y Etiopía, que en total mataron a 367 personas, han minado la confianza de los reguladores internacionales en el proceso de certificación de la FAA y por eso están realizando revisiones separadas del aparato.
Muilenburg quitó hierro al asunto y aseguró que hay un “entorno de colaboración”, aunque desde mitad de año afronta “evaluaciones más amplias” que incluyen “revisiones independientes” respecto a la mejora de software y también “el proceso de certificación en sí”, que “no retrasan el proceso, sino que lo fortalecen”.
Asimismo, reconoció que “los diferentes reguladores tienen distintas preguntas y preocupaciones”, refiriéndose en concreto a las de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
IATA ha planteado cuestiones “divisorias” relativas al “ángulo de ataque, al diseño del sistema, a reconocer que la arquitectura de nuestras naves en Boeing es diferente de las de Airbus… Siempre ha sido un tema de debate. No significa necesariamente que vaya a haber cambios de hardware”, desgranó.
Insistió en que todas esas preguntas que se esfuerza en responder “son parte del proceso” y, pese a que crean “incertidumbre respecto a las fechas”, existe una “convergencia” entre los reguladores.
Entre abril y junio de este año, afectada de pleno por el escándalo, Boeing registró los peores resultados de su historia, con unas pérdidas de 2,942 millones de dólares (2,639 millones de euros) debido a los costes de la paralización de la flota.
La crisis de los 737 MAX “nos ha impactado a todos y ha sido un viento en contra en 2019” que en parte se alargará hasta 2020, aseveró Muilenburg, quien aún así espera “volver a una trayectoria normal a finales de 2020” y ve “crecimiento a largo plazo”.
“Las señales de demanda aún son fuertes en el mercado, incluso durante este año, cuando estábamos en los márgenes con los pedidos del MAX (…). Vemos un mundo que necesita 44.000 aviones en los próximos años, y de ellos unos 32,000 son naves de cuerpo estrecho, donde se sitúa el MAX”, sostuvo el ejecutivo.
En junio, la compañía anunció que había suscrito una carta de intenciones -no es un pedido en firme- con IAG (casa matriz de compañías como la británica British Airways y las españolas Iberia y Vueling) por 200 unidades del 737 MAX, valoradas en más de 24,000 millones de dólares.
En la Bolsa de Nueva York, donde integra el grupo de 30 cotizadas del Dow Jones de Industriales, Boeing ascendía un 2.97% a media sesión.
En los últimos seis meses, desde que se produjo el accidente de Ethiopian Airlines, se ha revalorizado aproximadamente un 1%, mientras que en lo que va de año ha avanzado casi un 18%.