El plan de incentivos con bonificaciones que van de $50.000 a $90.000 fue la única herramienta que, después de un año de caída estrepitosa en las ventas de 0km, puso en marcha al Gobierno Nacional.
Se trata de una acción que busca reactivar las operaciones de un sector que lleva 12 meses de crisis, con un cambio en las proyecciones rotundo que se convirtió en un baldazo de agua fría para terminales, concesionarios y autopartistas.
A pesar de ser tardía, la medida fue bienvenida en el mercado, especialmente por quienes pasan sus horas en los salones de venta, que se ven entusiasmados por la mayor circulación de clientes.
“Por lo menos tenemos a quiénes contarles qué ofertas tenemos”, fue la expresión de un gerente consultado sobre el balance parcial del plan oficial, que también estará vigente durante este mes.
Y si bienen junio los patentamientos cayeron un 44% interanual, los registros de ADEFA mostraron un incremento -respecto de mayo- de las ventas desde las terminales a la red de concesionarios.
Pero la preocupación en la industria va mucho más allá de la recuperación esporádica que puedan lograr con un mes de incentivos. Y si bien cualquier recuperación es una buena noticia, es un parche frente a los dramas que atraviesa el sector.
Para este 2019, de hecho, se esperaba una mejor dinámica exportadora por la recuperación de Brasil, el principal mercado de intercambio con Argentina. Sin embargo, el país vecino no ayudó como se esperaba.
Hay varias causas que provocaron el actual escenario:
Por un lado, la fragilidad de la economía de ese mercado. Carlos Zarlenga, uno de los referentes más importantes de la industria automotriz en la región, ya que es el número uno de General Motors para el Mercosur, afirmó que hay un grave problema con la cuestión cambiaria en el país vecino.
“Nadie sabe hacia dónde va el real. Sólo el año pasado, la moneda perdió alrededor del 30% de su valor ante el dólar. Nadie sabe cuánto se devaluará la moneda”, explicó.
A esto se suma una política automotriz que, en los últimos tiempos, defendió mucho más la producción local y fue en contra de las importaciones.
Según la consultora Invenómica, el sector automotriz brasileño está mostrando signos de mayor vitalidad. Pero esto no estimula la producción argentina, ya que el aumento en las ventas de autos en Brasil es acompañado con una mayor producción y con menores compras de vehículos a proveedores del exterior.
De esta forma, la política interna del país vecino perjudica al mercado local, porque están importando menos autos, como consecuencia del caracter pro industria que impulsa la actual gestión.
“Brasil viene desplegando desde hace mucho tiempo políticas públicas que fortalecen su producción nacional y desplazan vehículos importados de su mercado, entre ellos los argentinos. Mientras que en el año 2012 los vehículos del exterior de todos los orígenes representaban un 24% de las ventas locales brasileñas, en 2019 apenas superan el 11%”, sostiene el trabajo.
El tercer aspecto, que es determinante para entender la crisis del “Made in Argentina”, es la obsolescencia de los productos que se fabrican en el país.
Sucede que, desde el año pasado, varios modelos que se exportaban a Brasil fueron discontinuados a nivel local o dejaron de ser parte del catalago de productos ofrecido en el país vecino.
Tal es el caso, por ejemplo, de los Peugeot 408, 308, que se siguen fabricando en El Palomar pero ya no se exportan. También Renault discontinuó el Fluence, aún sin reemplazo, y solo produce Sandero y Logan, que también se hacen en fábricas brasileñas; es decir, con bajo potencial para ser colocados en el principal mercado de la región.
En el caso de Ford, hizo lo mismo con el Focus: dejó de producirse hace pocos meses, pero hace más de un año se sabía que sería discontinuado.
Volkswagen, por su parte, dejó de fabricar el Suran, si bien su espacio será ocupado por el SUV Tarek a partir de 2020
En el caso de Chevrolet, el Cruze es la apuesta más importante de la marca que sigue traccionando las ventas en el país vecino, lo mismo que sucede con el Fiat Cronos.
En este escenario, la consultora Abeceb plantea un escenario preocupante: por un lado, las ventas domésticas caerían -en el mejor de los casos- un 30% en 2019.