El sector del transporte marítimo confiará su futuro a la sostenibilidad y la digitalización, ya que se ha centrado establecer nuevos límites de azufre en el combustible marino. Sin embargo, las navieras tienen numerosos retos por delante, entre los que se destacan la Ruta de la Seda, el deshielo del Ártico, así como las limitaciones físicas y económicas para la construcción de buques.
Respecto a los límites de azufre que entrarán en vigor en el año 2020, la Organización Marítima Internacional quiere disminuir el impacto ambiental del transporte marítimo. No obstante, el cambio hacia un transporte sostenible supone unos costes muy elevados para los operadores, los cuales afrontan nuevas inversiones para tratar de adaptarse a la nueva regulación y trasladar a su vez este incremento a los clientes.
En realidad, la proporción en la que se cobren las inversiones dependerá del precio del combustible, cuyo valor es difícil de evaluar por el momento. No obstante, Hapag-Lloyd ha calculado que una tonelada de combustible bajo en azufre podría costar entre entre 134 y 223 euros, por lo que la media mundial aumentaría en entre 71 y 107 euros por TEU, aproximadamente un 10%.
Asimismo, las Autoridades Portuarias se han centrado en el desarrollo de la nueva Ruta de la Seda entre Asia y Europa, dicha conexión puede ser un gran avance para la globalización de la economía. Se prevé que unos 100.000 contenedores se podrían trasladar por camiones a través de esta ruta en el año 2020, lo que equivale a la carga de cinco portacontenedores en la actualidad.
Por otro lado, los gobiernos del mundo han quedado obligados a introducir un intercambio electrónico de datos entre los buques y los puertos, según ha informado la Organización Marítima Internacional en un comunicado.