ARTICULO: Avances de la 4ta. Revolución Industrial en la República Dominicana

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Por: Lic. Fabricio Geraldino Ballester
Licenciado en Derecho, M.A. en Diplomacia y Relaciones Internacionales
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Exclusivo para, y publicado originalmente en, la Revista “El Mundo
de los Negocios”, y desde ya, en este como en Portales, Boletines,
y Redes, de los demás Multimedios de The Ballester Group, Inc.

Recientemente el presidente de la República Dominicana, licenciado Danilo Medina en una entrevista ofrecida a la comunicadora Jatnna Tavarez, de manera muy escueta se refirió a la importancia que tiene el que la República Dominicana pueda insertarse en la 4ta. Revolución industrial.

Muchas personas posiblemente se habrán preguntado ¿qué es eso?, este concepto se puede definir como el auge de insertar la tecnología en todos los procesos productivos, de forma tal que se puedan crear fábricas inteligentes, a través de la interconexión de redes de internet y otras plataformas digitales.

Este concepto fue iniciado por el gobierno alemán en el 2013, y se ha ido expandiendo a los demás países desarrollados y de renta alta. Ahora bien, lograr que una economía se inserte en este concepto, conlleva muchos aspectos, que no son tan fáciles de cumplir, y que requieren de una intervención mayúscula del Estado Dominicano.

¿Qué debe hacer el Estado?. Lo primero es tomar en cuenta todo aquello que promueva la diferenciación de lo que ya existe. Es por eso que el término innovación tecnológica cobra una importancia fundamental.

No podemos hablar de 4ta. Revolución industrial sin antes tener una robusta política de innovación, en la que se promueva la mejora de productos, formas de producción, marketing, distribución y otros con valores altamente agregados y diferenciadores. Sin embargo en República Dominicana esto no es nada fácil. Debido al enraizamiento de la política de sustitución de importaciones que tuvimos hasta los años 90s, el empresariado dominicano se preocupó muy poco por innovar, incluso en las escuelas y universidades no se nos enseñaba ni siquiera a emprender, sino más bien a ser un buen empleado.

Por eso desde hace años entidades públicas y privadas han establecido programas cuyo objetivo es la de impulsar un ecosistema de innovación (Los fondos de innovación del Mescyt, Jompéame, red de incubadoras, entre otras).

Por igual muchas universidades tienen centros de emprendimiento para sus estudiantes y egresados.

Sin embargo esto no ha sido suficiente, esto no se ha podido traducir en resultados tangibles en este aspecto.

En consecuencia para ver resultados positivos en este tema se requiere de una mayor inversión e intervención del Estado dominicano, el cual incluye más fondo de capital semilla para inducir a emprendedores y nuevas empresas a apostar por algo nuevo.

De igual manera se hace impostergable el que la Mescyt junto con todas las universidades establezcan la innovación como una prioridad, y que esto se asemeje aspectos que el mercado requiera en el presente y el futuro inmediato.

En la práctica tenemos algunas universidades con capítulos de emprendimiento, pero con muy poca, muy poca capacidad de acción. Este panorama se ve reflejado en el Índice Global de Innovación 2018, estudio que realiza todos los años la universidad Cornell y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en donde estudia diferentes variables que inciden en este sentido.

El estudio se enfoca en 126 países. En este año la República Dominicana está en el lugar 87, y en el 11 de la región.

Este estudio indica que aunque se hayan realizados inversiones en educación e infraestructura, los mismos no han contribuido con la mejora innovativa del sector productivo del país.

Esto también se refleja en las exportaciones, en virtud de que la mayoría de nuestros productos, especialmente fuera de zona franca, son de poca intensidad tecnológica.

Otro elemento que es fundamental en todo esto es el de la tecnología. En países avanzados se habla de robótica, y de cómo cada vez más las maquinas pueden adquirir cierto nivel de autonomía (inteligencia artificial), con la finalidad de mejorar y automatizar sus procesos, y que estén acorde con los gustos de los consumidores.

En República Dominicana estamos muy lejos de eso, aunque hay avances que sin dudas se vienen observando, gracias a los aportes dados por el Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA) y el Parque Cibernético, así como por otras instituciones públicas y privadas, sin embargo lograr impregnar una cultura tecnológica en el ámbito industrial, no es nada fácil.

El gobierno dominicano desde hace años viene haciendo esfuerzos en implementar procesos al área virtual, que antes solo se podían hacer de manera presencial.

En este esfuerzo podemos resaltar los portales de las direcciones generales de aduanas y de impuestos internos, así como lo que hizo el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (INDOTEL) con las instalaciones de los Centros Comunitarios Tecnológicos, y ahora el gobierno central con el proyecto República Digital.

En parte esto se hace con la finalidad de que los jóvenes se vayan acostumbrando más a los nuevos tiempos, a que sean amigables a la tecnología, y esto es sumamente importante.

Según estadísticas emitidas por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), solamente un 63% de las empresas ti ene celulares para uso laboral, un 71% ti ene computadoras, un 70.8% usa internet, y de ese total el 87% lo usa solo para entrar a correo electrónico, un 78% para actividades de negocios. Estos datos dejan entrever la necesidad de que las empresas inviertan más en TICs, equipos y maquinarias de alta tecnología.

Los datos antes expresados nos dejan entrever lo lejos de lograr la tecnificación tecnológica de nuestras industrias, y es que para lograr esto se requiere de un esfuerzo mayor al que se ha venido realizando.

Tener una industria tecnificada requiere de mucho esfuerzo y dinero, es por eso que es importante no solamente sensibilizar a las mismas, si no también establecer facilidades de diferente índole, tal como ocurre en países de la región. Para hablar de 4ta. Revolución industrial debemos tomar en consideración el clima de negocios de nuestro país, el cual según las estadísticas económicas está bien, pero hay elementos que no permiten un desarrollo pleno del sector industrial, todo lo contrario.

De esto estaremos tratando en una próxima entrega.

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