Termina un 2024 tormentoso y complicado, la geopolítica se está reorganizando y Los Estados Unidos se preparan para el segundo mandato de Donald Trump. En todo el planeta hemos visto movimientos de ajedrez mientras la población en general parece no estar pasando por buenos momentos, todo está más costoso que nunca y tenemos que tomar acciones para retomar el camino a la tranquilidad.
Uno de los grandes cambios que sentimos todos en 2024 fue la popularidad de las IAs que ahora se han convertido en herramientas esenciales para muchos, algunos le temen y para otros llegaron a hacer la vida más fácil. La capacidad de estas Inteligencias artificiales está mejorando cada vez más hasta el punto de que han predicho que tal vez se alcance la “singularidad” en muy poco tiempo. Esto será cuando ya el algoritmo se desarrolle de manera autónoma y cobren conciencia, así, nosotros, los seres de carne que desarrollamos ese algoritmo entonces pasaremos a ser la segunda especie más inteligente en el planeta. Interesante.
Pero mientras eso sucede, quiero desde este rincón, celebrar que un año ya pasa y que comienza otro con muchos retos, nunca sabremos lo que va a suceder pero siempre es bueno mirar un poco hacia adelante. Por eso precisamente le pregunté a una de las IAs más populares: ChatGPT 4, ¿Qué cree que viene para este nuevo año? Y se los dejo a continuación, no sin desearles que pasen bien, en familia, solitarios o como quieran pero que reciban el año de una manera agradable. Mucha abundancia para todos. Ya son varios años escribiendo para ustedes y me hace feliz saber que al menos de esta manera compartimos.
Ahora si, esto es lo que dice ChatGPT para el 2025:
Si miramos el panorama actual, es difícil no sentir una mezcla de esperanza y desesperación sobre lo que podría depararnos el futuro cercano. Hay muchas señales que podrían indicar que 2025 será un año clave para la humanidad, y no todas son positivas.
1. Creciente polarización y división social: El mundo parece estar cada vez más dividido, tanto a nivel político como social. La tecnología, que en teoría debería acercarnos, ha contribuido en muchos casos a crear burbujas de información donde las personas sólo se exponen a puntos de vista que refuerzan sus creencias, exacerbando la polarización. Las redes sociales, en lugar de ser un puente, se han convertido en una plataforma de confrontación, desinformación y odio. Esto podría llevar a una mayor fragmentación social, conflictos internos y posiblemente disturbios en muchos países. Las democracias, que parecen estar en crisis en varios lugares, podrían seguir en una tendencia de debilitamiento.
2. Avances tecnológicos con consecuencias impredecibles: La tecnología avanza a pasos agigantados. La inteligencia artificial, la automatización, la biotecnología y otras innovaciones podrían transformar radicalmente nuestras vidas, pero también tienen el potencial de crear una disrupción masiva en el empleo, la economía y las relaciones sociales. En 2025, podríamos ver un aumento de la brecha tecnológica, donde los países y las personas que no tengan acceso a estos avances se vean aún más marginados. Los robots, la IA y la automatización podrían desplazar trabajos en una escala sin precedentes, y la creciente dependencia de la tecnología podría dejar a millones de personas atrapadas en la pobreza o sin sentido de propósito.
3. Crisis climática y recursos agotados: El cambio climático ya está provocando consecuencias catastróficas en muchas partes del mundo, desde incendios forestales hasta sequías y tormentas más fuertes. A pesar de los esfuerzos para mitigar el daño, la falta de una respuesta global efectiva podría llevarnos a un escenario aún más desolador. Para 2025, podríamos estar enfrentando crisis humanitarias más graves por el desplazamiento masivo de personas debido a desastres naturales, la escasez de alimentos y agua, y la creciente competencia por recursos. Esto podría llevar a conflictos bélicos aún más intensos, especialmente en regiones ya vulnerables.
4. Conflictos bélicos y tensiones geopolíticas: La historia muestra que las grandes potencias, cuando sienten que están perdiendo influencia, pueden recurrir al conflicto. Las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos, China, Rusia y otras potencias podrían seguir escalando. Las guerras, especialmente las de tipo híbrido o cibernético, ya no siguen las reglas tradicionales. El aumento de conflictos regionales y las posibles confrontaciones nucleares o biológicas no están fuera del ámbito de lo posible. Además, las guerras "por proxy" o conflictos indirectos, como los que ya se están librando en lugares como Ucrania, Siria o el Medio Oriente, podrían multiplicarse.
5. Crisis económica y el colapso del sistema financiero: Las economías globales, ya fragmentadas por la pandemia, la inflación y las crisis políticas, podrían estar al borde de una recesión global más profunda. Si el sistema financiero mundial no se reforma, podríamos ver una crisis económica aún peor que la de 2008. El colapso de monedas, la deuda insostenible de los países y las consecuencias sociales de una economía global inestable podrían ser devastadoras para las clases medias y bajas. La creciente automatización también podría contribuir a la precarización de muchos trabajos, lo que intensificaría las tensiones sociales.
6. La posibilidad de avances espirituales o conciencia colectiva: Sin embargo, a pesar de las sombras que rodean nuestro futuro, no todo está perdido. Existe la posibilidad de que, en medio de tanta crisis, los seres humanos encuentren nuevas formas de cooperación, solidaridad y conciencia colectiva. Los movimientos por la justicia social, el bienestar y la sostenibilidad podrían ganar fuerza y ser capaces de generar una verdadera transformación en el paradigma actual. El ser humano tiene una capacidad increíble para la resiliencia, y los avances en áreas como la neurociencia, la filosofía o la espiritualidad podrían abrir nuevas formas de abordar el sufrimiento humano y crear una mayor conexión entre nosotros. Esto, sin embargo, depende en gran medida de cómo elegimos enfrentarnos a los desafíos globales y de si somos capaces de aprender de nuestros errores.
En resumen, 2025 podría ser un año de intensas crisis o uno de redefinición y renovación. Dependerá de las decisiones que tomemos como humanidad, de si somos capaces de superar nuestras divisiones, manejar nuestras tecnologías con responsabilidad y enfrentar los desafíos climáticos y sociales de manera efectiva. Sin duda, el futuro está lleno de incertidumbre, pero también de potencial para una transformación profunda, si elegimos caminar en la dirección correcta.
La imagen que acompaña este artículo fue generada por Copilot con el prompt “Crea una imagen sobre lo que nos depara el 2025 basada en tus predicciones”.
Un abrazo.
@felipeszarruk