Las zonas francas cumplen este lunes 50 años en la República Dominicana, medio siglo en el que este sector se ha afianzado como uno de los principales motores de desarrollo del país, al calor de generosos incentivos fiscales y un régimen especial que permite a las empresas pagar salarios míseros.
El programa de zonas francas arrancó en 1969 con la implantación de una multinacional azucarera en La Romana (este) y ha dado paso a un sector pujante y diversificado, que aglutina a 673 empresas distribuidas en 74 parques industriales y que aportan un 3.3% del Producto Interior Bruto (PIB) dominicano.
Farmacéuticas, talleres de confección, fábricas de cigarros puros o de componentes electrónicos son los principales sectores que se asientan en las zonas francas dominicanas, que están dedicadas enteramente a la exportación.
“El impacto en la economía dominicana es de significativa importancia. A través de las zonas francas se genera el 60% de las exportaciones del país. Y tienen un gran impacto en la generación de empleo. Actualmente, 172,000 empleos directos y 300,000 empleos indirectos”, resume el subdirector ejecutivo del Consejo Nacional de Zonas Francas de Exportación (CNFE), Daniel Liranzo, en declaraciones a Efe.
SALARIOS POR DEBAJO DEL MÍNIMO
A pesar del gran número de empleos que generan, los sindicatos critican ferozmente a las zonas francas porque se benefician de un régimen especial que les permite pagar al trabajador un salario inferior al mínimo vigente en el país.
Actualmente, el salario mínimo de las zonas francas se sitúa en 10,000 pesos mensuales (unos 196 dólares), valor un 43% inferior del que le correspondería pagar a las multinacionales si se instalasen fuera de los muros que delimitan estos parques industriales.
“Es imposible vivir con 10,000 pesos en la República Dominicana”, dice tajante Ignacio Hernández, el presidente de Fedotrazona, sindicato de los trabajadores de las zonas francas.
En la práctica, la mayoría de los trabajadores cobra “un poquito” más, hasta 2,000 pesos al mes (cerca de 39 dólares), si alcanzan las metas de producción que traza la empresa, aunque eso significa normalmente hacer horas extras y cumplir jornadas laborales “demasiado extenuantes”, en palabras de Hernández.
El líder sindical es pesimista de cara a la negociación salarial que se avecina en los próximos meses porque, en su opinión, “indudablemente hay una política de proteccionismo” por parte del Gobierno hacia los empresarios de las zonas francas.
“Hay entendimiento de que la zona franca debe tener un tratamiento especial en cuanto a los aranceles. Pero no estoy de acuerdo en que los trabajadores sean tratados como de quinta categoría”, sentencia.
El subdirector de CNFE reconoce que los salarios son bajos, pero argumenta que las empresas ofrecen beneficios que no se ven reflejados en la nómina, como alimentos gratis, transporte y programas educativos o de salud.
Y además, aduce, en los últimos años se está creando “más empleo de calidad”.
“Hace 10 años, solo el 15% de la mano de obra era de la categoría de técnicos y gerenciales, ahora se ha pasado al 30%”, comenta.
En efecto, uno de los sectores que más ha crecido en los últimos años es el de centros de atención telefónica, en los que se pagan salarios más altos, de hasta 30,000 pesos (588 dólares), porque los trabajadores son más cualificados, ya que se requiere que sean bilingües.
LA TRANSFORMACIÓN EN EL 50 ANIVERSARIO
Además de los “call centers”, los sectores que están creciendo más son el farmacéutico, responsable del 26% de las exportaciones, y el de electrónica, un factor que está contribuyendo a cambiar el perfil de la mano de obra, según el directivo de la CNFE.
El sector textil, que sigue siendo el que más mano de obra emplea, crece a ritmo “muy lento”, según Liranzo, aunque está viviendo una fuerte readaptación después de una crisis que llevó a destruir 70,000 puestos de trabajo entre 2005 y 2008.
“Hemos pasado de exportadores de confecciones, a exportar componentes de la industria textil, como tejidos. Ya no somos un simple ensamblador. Estamos haciendo una integración vertical y ofrecemos tejidos, diseño y confección”, agrega el directivo.
En definitiva, las zonas francas acumulan diez años de crecimiento consecutivo y aunque aún no han recuperado el nivel de empleo previo a la crisis, exportan un 24% más que en ese año, hasta los 6,230 millones de dólares en 2018.