La pandemia cambiará, sin dudas, la forma en que hacemos muchas cosas y la logística es una de las primeras que ya está mutando por el condicionamiento que le impone el aislamiento y las particulares y dispares políticas sanitarias tomadas por las autoridades regionales dentro de Argentina y en los países que nos rodean.
Observamos dificultades para el transporte de carga en las fronteras, hay municipios que cierran el acceso y provincias que bloquean el paso u obligan a los conductores a no bajar de sus camiones por jornadas enteras, desconociendo incluso la necesidad de comer o ir a un baño.
Pioneros
Los camioneros son pioneros en hacer “home office” ya que ellos viven arriba de su camión, en el sentido amplio de la frase.
Este dato, que suena casual, es la razón por la cual el enfoque de defensa epidemiológico está apuntando al lugar equivocado, ya que muchas políticas regionales y actitudes de ciudadanos comunes y autoridades tienen como objetivo al camionero, y hacen cosas como fumigar el camión tal y como se fumiga contra la mosca del mediterráneo.
La frontera más transitada con Brasil es Paso de los Libres-Uruguayana. En los tres primeros meses del año, el tránsito por el lugar llevaba más movimientos que en los mismos meses del año pasado. Este dato no es menor, porque nos muestra la trascendencia de la logística binacional y regional (por este paso hay tránsitos que van a puertos chilenos por el paso Cristo Redentor, y se detuvo al momento en que la epidemia obligó al cierre de las fronteras y de toda actividad industrial).
Camino correcto
Si aislar al conductor (que trabaja aislado) es el camino equivocado, ¿Cuál es el correcto?
Acelerar los procesos en fronteras, mejorando los sistemas aduaneros para reducir tiempos, trámites y por consiguiente aglomeraciones de camioneros. Haciendo reingeniería a los trámites, ya que muchos de ellos están duplicados, no sólo por Aduana, también por SENASA y CNRT: todos los cambios que se vienen demorando, hoy tienen como respaldo –y a la vez urgencia– la crisis de la pandemia para tomar decisiones ejecutivas.
En este orden de ideas y haciendo hincapié en el concepto más difundido, que “se vienen tiempos de cambios” nos aventuramos a hablar de la enorme oportunidad que representa la crisis sanitaria para cambiar todas las cosas que venimos haciendo mal y que, sin intención, están minando cualquier proceso de mejora en logística, transporte e industria.
Ineficiencia
Fronteras como Cristo Redentor generan pérdidas por el no uso de los camiones, que duermen el sueño de los justos entre 5 y 8 horas diarias, horas que se transforman en días sin trabajar y que anualmente representan cerca de 100 millones de dólares de costo, dinero que jamás se generó porque se perdió en la montaña.
Esto, sumado al daño ecológico de tener 800 camiones encendidos con el único objeto de calefaccionar al conductor, la basura que generan 800 personas en medio de la nada y el valor de no mover activos para movilizar la riqueza del país, son razones más que suficientes para aprovechar la epidemia en favor de nuestro comercio, la industria y el medio ambiente para realizar las transformaciones que nunca se hicieron.
Se viene el invierno en la montaña ¿vamos a resolver el problema desde la logística? ¿O vamos a amontonar conductores en medio de la pandemia en un único espacio a la espera de soluciones desde la burocracia?