Los sistemas de transporte de América Latina tienen un papel determinante para propiciar una transición hacia economías bajas en emisiones y resilientes al calentamiento global
Son muchos y variados los factores que están contribuyendo al aumento de la temperatura del planeta: desde emisiones de gases de efecto invernadero hasta la deforestación, la quema de combustibles fósiles o la producción de óxido nitroso, por nombrar solo algunos ejemplos.
Pero quizás una de las causas que más impactan al día a día de los ciudadanos y que más repercusión tiene en el calentamiento global son las emisiones de los sistemas de transporte actuales, que por un lado son demasiado dependientes de las energías más contaminantes y por otro soportan modelos de distribución espacial urbana insostenible.
El siguiente dato es suficientemente representativo: en América Latina el sector del transporte es responsable de alrededor de 1/3 de las emisiones de dióxido de carbono. De hecho, el Organismo Internacional de Energía calcula que las emisiones mundiales derivadas del transporte aumentarán de 4,6 gigatoneladas en 2018 a 11,2 en 2050, en lo que supone un incremento del 140%.
Paralelamente, la región tiene la tasa de motorización que más crece a nivel mundial. Esto, si no se controla, supone un importante factor de degradación ambiental para el planeta, ya que la gran mayoría de vehículos funcionan con energías fósiles. Por esta razón el transporte sostenible (transporte no motorizado y transporte público) y su articulación con la planificación urbana, son piezas claves en el proceso de lograr economías bajas en emisiones de carbono que contribuyan a un mundo más respetuoso con el medio ambiente.
En el camino para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero generadas por el transporte, es importante que los países de la región incorporen cuestiones ambientales a políticas públicas, programas e inversiones del sector. En estos esfuerzos, CAF -banco de desarrollo de América Latina- se ha convertido en un socio esencial de los países de la región en el momento de estructurar sus políticas públicas y de financiar proyectos de transporte sostenible.
A continuación repasamos los retos de América Latina para tener sistemas de transporte respetuosos con el medio ambiente que cumplan una doble función: mitigar los efectos del cambio climático y mejorar la movilidad y accesibilidad urbana e interurbana.
Cómo reducir las emisiones en el transporte
Según el Observatorio de Movilidad Urbana, impulsado por CAF, el transporte urbano representa un sector clave para los esfuerzos a largo plazo de mitigación del cambio climático.
Entre las medidas que se contemplan para reducir las emisiones destacan las siguientes:
Impulsar las tecnologías limpias y renovables y usarlas de forma eficiente
Fomentar los cambios de comportamiento entre los usuarios, como por ejemplo uso del transporte público y no motorizado, y/o reducción de las distancias entre viajes
Substituir paulatinamente los combustibles fósiles por otros menos contaminantes
Impulsar y desarrollar proyectos de infraestructura integrales que contemplen las variables ambientales
Reducir las emisiones por unidad transportada a través de cambios modales (de particular a público); buses de mayor tamaño; o del incremento del factor de ocupación